Energía ENTRA en primera persona: charlamos con Gemma Moliné, directora de finanzas de PEUSA Energía

 

En esta primera entrega de la nueva sección “Energía ENTRA en primera persona”, hablamos con Gemma Moliné, directora de finanzas y mercados  en PEUSA Energía, una histórica empresa eléctrica de ámbito local con 100 años de recorrido, comprometida con la sostenibilidad, la innovación y el territorio.

 

Desde su sede en el Pirineo catalán, PEUSA demuestra que es posible avanzar hacia un sistema energético más limpio y distribuido sin perder la proximidad ni el enfoque en las personas. Charlamos con Gemma sobre el papel clave de la flexibilidad, los retos del sector y el valor de formar parte de ENTRA.

 

¿Cuál es la actividad principal de vuestra empresa y cómo encaja dentro del ecosistema energético actual?

Somos una empresa energética de ámbito local que opera a lo largo de toda la cadena de valor: desde la generación renovable hasta la distribución, pasando por la comercialización eléctrica. Nuestra actividad principal es garantizar un suministro eléctrico seguro, eficiente y cada vez más sostenible a nuestros clientes, con un fuerte compromiso con el territorio. Hemos incorporado recientemente una empresa instaladora al grupo que nos permite ofrecer también a nuestros clientes un conjunto de soluciones eficientes; como la aerotermia, el autoconsumo fotovoltaico, baterías, domótica…

En el ecosistema energético actual, marcado por la transición hacia un modelo más limpio, digital y distribuido, creemos que nuestra experiencia y cercanía nos dan un valor añadido. Apostamos por la generación renovable local, la atención personalizada, la innovación aplicada a la red y la implicación del consumidor como pieza activa del sistema.

¿Qué os motivó a uniros a ENTRA y qué papel esperáis desempeñar dentro de la coalición?

Nos unimos a ENTRA porque compartimos la convicción de que la flexibilidad es clave para avanzar hacia un sistema eléctrico más eficiente, resiliente y orientado al cliente. Como pequeña empresa eléctrica de ámbito local, vivimos de cerca los retos de la integración renovable, la gestión de la demanda y la necesidad de ofrecer un servicio adaptado a las necesidades reales de las personas.

Creemos que podemos aportar una visión muy valiosa desde la proximidad al territorio y al consumidor final, así como desde nuestra experiencia en la operación redes. Esperamos contribuir a la coalición aportando esta mirada práctica y centrada en el usuario, y participar activamente en el diseño de propuestas que hagan posible una transición energética más inclusiva y distribuida. También nos interesa aprender y colaborar con otros agentes del sector para escalar soluciones innovadoras y replicables. 

 

 

Desde vuestra perspectiva, ¿Por qué es clave la flexibilidad para el sistema eléctrico del futuro y qué barreras veis actualmente para el despliegue efectivo de los servicios de flexibilidad en España?

La flexibilidad es el esencial para un sistema eléctrico que quiere ser mayoritariamente renovable, eficiente y centrado en el usuario. Permite adaptar la demanda a la generación intermitente y optimizar el uso de las infraestructuras.  

Lamentablemente la barrera principal es la regulatoria, es necesario desarrollar un marco claro y estable que defina los mecanismos de compensación y corrección, la participación en los mercados, relación entre los diferentes actores. También son barreras las tecnológicas y operativas, nos referimos a la interoperabilidad de plataformas que permitan gestionar la flexibilidad, también ayudaría un modelo que incentive su participación.

¿Podrías compartir algún ejemplo o proyecto concreto en el que estéis trabajando que refleje vuestro compromiso con la flexibilidad o la digitalización del sistema energético?

En lo relativo a la flexibilidad de la demanda como comercializadores estamos trabajando en un proyecto piloto de flexibilidad de consumos de una de las principales industrias de la zona, del sector alimentario, a través de una plataforma de gestión energética, ayudamos a los usuarios a entender mejor su perfil de consumo y a optimizarlos para obtener reducciones de costes en su factura.

Además, desde el ámbito de la distribuidora, nuestro departamento técnico y TIC están trabajando en la digitalización progresiva de la red de baja tensión, lo que nos permitirá detectar incidencias en tiempo real, mejorar la calidad del suministro y, a medio/ largo plazo, habilitar esquemas de flexibilidad local que beneficien tanto al sistema como al consumidor.

Este tipo de iniciativas nos permite poner en práctica, desde lo local, soluciones que contribuyen a un sistema más dinámico, eficiente y participativo.

PEUSA ha apostado históricamente por un modelo local y renovable. ¿Cómo encaja la flexibilidad energética en vuestra visión de un sistema distribuido y cercano al ciudadano?

Para nosotros, la flexibilidad energética es una pieza clave para dar continuidad a nuestro modelo: un sistema eléctrico de proximidad, renovable y centrado en las personas. Apostar por la flexibilidad es apostar por una gestión más inteligente y dinámica de los recursos locales, donde consumidores, productores, distribuidores y comercializadores trabajamos de forma coordinada para lograr un uso más eficiente y equilibrado de la energía.

En un sistema distribuido, la flexibilidad permite adaptar el consumo a la producción renovable de forma ágil, aprovechar al máximo los recursos existentes (como el autoconsumo, el almacenamiento o la movilidad eléctrica) y reducir la necesidad de grandes infraestructuras. Además, facilita que el ciudadano pase de ser un sujeto pasivo para tener un rol activo y consciente, con capacidad de decisión y retorno económico.

En definitiva, la flexibilidad nos permite reforzar ese modelo que defendemos desde hace años: una transición energética justa, participativa y arraigada en el territorio.

 

Como empresa que cubre toda la cadena desde generación hasta comercialización, ¿en qué parte del proceso veis más oportunidades para integrar servicios de flexibilidad?

Vemos oportunidades especialmente en dos ámbitos;

En la relación con el cliente: como comercializadora cercana, creemos que el mayor potencial está en empoderar al consumidor para que participe activamente en la gestión de su demanda. A través de herramientas digitales, autoconsumo y soluciones de eficiencia, podemos ofrecer un servicio más personalizado y fomentar comportamientos flexibles que beneficien a nuestros clientes. 

En la operación de la red de distribución: al conocer de primera mano las capacidades y limitaciones de nuestra red local, vemos que la flexibilidad puede ayudarnos a gestionar mejor los picos de demanda, integrar más generación renovable distribuida e invertir de forma eficiente en infraestructuras de distribución. La digitalización de la red será clave para detectar, valorar y activar estos recursos de forma segura y eficiente.

¿Qué papel creéis que pueden jugar las comunidades energéticas en territorios rurales como el vuestro, y cómo se puede apoyar su capacidad para ofrecer flexibilidad?

En cuanto a la flexibilidad, las comunidades energéticas pueden ser un espacio ideal para activarla de forma agregada en entornos rurales: compartiendo excedentes de autoconsumo, gestionando cargas (como climatización, bombeo o recarga de vehículos eléctricos) o incluso incorporando almacenamiento colectivo. Todo ello permite adaptar mejor la demanda a la generación renovable local y aliviar las redes.

PEUSA cumple este año nada más y nada menos que ¡100 años de vida! ¿Cuál es vuestro secreto?

Nuestro mayor secreto reside en las personas, en el compromiso de todo un equipo que día a día trabaja con pasión y profesionalidad, y en los clientes que confían en nosotros. Esa confianza y ese vinculo de cercanía son lo que realmente nos ha permitido llegar hasta aquí.

¡Muchas gracias, Gemma! Ha sido un placer charlar contigo y conocer en más detalle el trabajo que realizáis desde PEUSA Energía.